lunes, 16 de mayo de 2016

La oración

La oración







La oración es hablar, conversar, dialogar con Dios. Un diálogo tiene emisor y receptor. Cuando tu envías el mensaje, tú eres el emisor; pero cuando Dios habla tu eres el receptor.
En la oración tenemos que aprender ser los dos papeles (emisor y receptor).
En numerosas ocasiones somos buenos habladores y no tan buenos oidores y viceversa.
Empecemos por el emisor. ¿Cuál es la función principal del emisor? Por supuesto enviar correctamente el contenido o el mensaje, de manera que el receptor lo entienda. Afortunadamente, Dios ve nuestro corazones, nuestras mentes;  siendo capaz de entender lo que queremos decir aun cuando no lo expresemos correctamente. Ahora bien, esto no quiere decir que no debemos esforzarnos para mejorar y transmitir el mensaje preciso de manera impecable.

La palabra de Dios nos indica:
“Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración EFICAZ del justo puede mucho.”

Santiago 5:16

<<la oración eficaz del justo puede mucho>> Frase típica que los creyentes repetimos en diversas ocasiones e incluso en nuestra oraciones conocer el verdadero significado. ¡Qué paradójico!


¿Qué es una oración eficaz?

Eficaz, según la RAE, capacidad de lograr el efecto que se desea o se espera.
Sí, unimos ambas definiciones, podríamos concluir que una oración eficaz es un diálogo con Dios en donde se obtienen los resultados deseados o esperados.
No hay mayor ejemplo de la oración eficaz de un justo, que la que nos enseña el mismo Jesús. En mateo 6 Jesús le enseña a sus discípulos a orar:

1.    La intención del corazón.

Jesús les enseña:Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.” V. 5.

La intención con la que ores es muy importante. Jesús les decía si tu intención es que los demás te vean para que piensen que eres el mejor siervo, entonces estás equivocado, tu oración de salida no es eficaz.

2.    Sinceridad.

Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. V.7

En otras palabras, no pienses que entre más labia, más te escuchará el Señor. Dios prefiere la sinceridad, de la misma manera en que David se dirigía a Él. David siempre le expresa sus miedos, sus deseos, sus más íntimos pensamientos, sus tristezas y por último reconocía la verdad (lo que dice la palabra de Dios). No tengas temor de ser juzgado o rechazado por Dios, Él está dispuesto a escuchar tus más íntimos secretos.

3.    Reconócelo.

Reconoce siempre con tu mente, con todas tus fuerzas, tu corazón, con todos tus sentidos y tu ser, quién es Dios. Él es omnipotente, omnisciente, omnipresente, soberano, todo lo conoce, no hay nada imposible para Él.

Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.v.9


Reconoce que es mejor su voluntad que la tuya. Si el conoce el futuro y te conoce perfectamente; quién mejor que Él para determinar que nos conviene. Anhela su voluntad por encima de la tuya.


Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.v.10



Reconoce que Él es el único que puede suplir tus necesidades, y el único que las conoce perfectamente. Él es tan preciso nada se le escapa. Cuando lo reconoces, sabes que a Él es el único a quien puede pedirle alimento, vestido, morada.

El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.v.11

Reconoce que eres un pecador, confiesa tus pecados e incluso da frutos dignos de arrepentimiento. Muestra un arrepentimiento genuino, recuerda que Él no puede ser burlado, es omnisciente.
Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.v.11
 Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento”
Mateo 3:8
3.    Perdona.


Presentarse ante Dios con un corazón limpio de rencores es igual a buenos resultados en la oración, es decir, eficaz.


Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.v.14,15.

Por último una oración eficaz es aquella que se realiza con fervor, con entusiasmo, ánimo. Nunca pierdas el ánimo! No desistas en tu oración.

“Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto.”
Santiago 5:17-18

Por: Gerassy Miranda

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