La
oración
La
oración es hablar, conversar, dialogar con Dios. Un diálogo tiene emisor y
receptor. Cuando tu envías el mensaje, tú eres el emisor; pero cuando Dios
habla tu eres el receptor.
En
la oración tenemos que aprender ser los dos papeles (emisor y receptor).
En
numerosas ocasiones somos buenos habladores y no tan buenos oidores y
viceversa.
Empecemos
por el emisor. ¿Cuál es la función principal del emisor? Por supuesto enviar
correctamente el contenido o el mensaje, de manera que el receptor lo entienda.
Afortunadamente, Dios ve nuestro corazones, nuestras mentes; siendo capaz de entender lo que queremos
decir aun cuando no lo expresemos correctamente. Ahora bien, esto no quiere
decir que no debemos esforzarnos para mejorar y transmitir el mensaje preciso
de manera impecable.
La
palabra de Dios nos indica:
“Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para
que seáis sanados. La oración EFICAZ del justo puede mucho.”
Santiago 5:16
<<la oración eficaz del justo puede mucho>> Frase típica que los creyentes repetimos en diversas ocasiones e incluso en nuestra oraciones conocer el verdadero significado. ¡Qué paradójico!
¿Qué es una oración eficaz?
Eficaz,
según la RAE, capacidad de lograr el efecto que se desea o se espera.
Sí,
unimos ambas definiciones, podríamos concluir que una oración eficaz es un
diálogo con Dios en donde se obtienen los resultados deseados o esperados.
No
hay mayor ejemplo de la oración eficaz de un justo, que la que nos enseña el
mismo Jesús. En mateo 6 Jesús le enseña a sus discípulos a orar:
1.
La intención del corazón.
Jesús les enseña: “Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en
pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los
hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.” V. 5.
La intención con la que ores es muy
importante. Jesús les decía si tu intención es que los demás te vean para que
piensen que eres el mejor siervo, entonces estás equivocado, tu oración de
salida no es eficaz.
2.
Sinceridad.
Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los
gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. V.7
En otras palabras, no pienses que entre
más labia, más te escuchará el Señor. Dios prefiere la sinceridad, de la misma
manera en que David se dirigía a Él. David siempre le expresa sus miedos, sus
deseos, sus más íntimos pensamientos, sus tristezas y por último reconocía la
verdad (lo que dice la palabra de Dios). No tengas temor de ser juzgado o
rechazado por Dios, Él está dispuesto a escuchar tus más íntimos secretos.
3.
Reconócelo.
Reconoce siempre con tu mente, con todas tus fuerzas, tu
corazón, con todos tus sentidos y tu ser, quién es Dios. Él es omnipotente,
omnisciente, omnipresente, soberano, todo lo conoce, no hay nada imposible para
Él.
Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que
estás en los cielos, santificado sea tu nombre.v.9
Reconoce que es mejor su voluntad que la tuya. Si el conoce el futuro y te conoce perfectamente; quién mejor que Él para determinar que nos conviene. Anhela su voluntad por encima de la tuya.
Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el
cielo, así también en la tierra.v.10
Reconoce que Él es el único que puede suplir tus necesidades, y el único que las conoce perfectamente. Él es tan preciso nada se le escapa. Cuando lo reconoces, sabes que a Él es el único a quien puede pedirle alimento, vestido, morada.
El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.v.11
Reconoce que eres un pecador, confiesa tus
pecados e incluso da frutos dignos de arrepentimiento. Muestra un
arrepentimiento genuino, recuerda que Él no puede ser burlado, es omnisciente.
Y
perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros
deudores.v.11
“ Haced,
pues, frutos dignos de arrepentimiento”
Mateo
3:8
3.
Perdona.
Presentarse ante Dios con un corazón limpio de rencores es
igual a buenos resultados en la oración, es decir, eficaz.
Porque si
perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro
Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro
Padre os perdonará vuestras ofensas.v.14,15.
Por
último una oración eficaz es aquella que se realiza con fervor, con entusiasmo,
ánimo. Nunca pierdas el ánimo! No desistas en tu oración.
“Elías
era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente
para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis
meses. Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su
fruto.”
Santiago
5:17-18
Por: Gerassy Miranda
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